COLOMBIA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

Durante la segunda mitad del siglo XIX, se presentó una serie de transformaciones políticas, económicas y sociales fundamentales en el proceso de consolidación del Estado y la sociedad colombianos. En este período histórico. se crearon los partidos políticos liberal y conservador, se avanzó en el proceso de ruptura defi nitiva con la colonia, se abolió la esclavitud, se redactaron varias constituciones y nuestro país entró al circuito de los mercados internacionales con el café y otros productos agrícolas. Sin embargo, la inestabilidad política causó numerosas guerras civiles que enfrentaron entre sí a los colombianos. El progreso y el desarrollo estuvieron enmarcados bajo la sombra de la violencia política.

La situación política mediados del siglo XIX
Durante la primera mitad del siglo XIX, Colombia había conservado el ordenamiento colonial en casi todos los aspectos de la vida política, económica y social. La situación comenzó a cambiar cuando los liberales, que estaban vinculados a los intereses de comerciantes y terratenientes, impulsaron una serie de reformas.

La economía y las reformas liberales
La infl uencia de las transformaciones que se efectuaron en Europa a mediados del siglo XIX también se sintió en la República de la Nueva Granada, como se llamó Colombia entre 1832 y 1858. Por esta época, un grupo de artesanos y comerciantes exigieron al gobierno reformas políticas y sociales que los gobiernos anteriores habían aplazado. Estos grupos pertenecían al partido liberal y no tenían mayores diferencias ideológicas con los conservadores, excepto por sus posiciones opuestas  sobre la educación y el papel de la Iglesia católica en la sociedad.Mientras los liberales querían una separación entre el Estado y la Iglesia, los conservadores insistían en que esta institución religiosa debía conservar todas sus prerrogativas.

Así, se comenzaron a dar las reformas políticas y sociales de carácter liberal, las cuales tenían como objetivos: romper con el pasado colonial, encaminar al país por la vía del desarrollo capitalista e insertarlo dentro de la economía mundial. Las reformas se llevaron a cabo durante el gobierno del liberal José Hilario López, quien gobernó entre 1849 y 1853.En razón a dichas reformas, López:

Eliminó los impuestos coloniales como la alcabala, o impuesto a lasventas, y el diezmo que consistía en darle cada año a la Iglesia el 10% de lo producido por la tierra.

Abolió la esclavitud en mayo de 1851.

Eliminó los resguardos indígenas, que pasaron a manos de particulares y del Estado.

Estableció el librecambio, que favoreció la importación y la exportación.

Eliminó el requisito de grados académicos para el ejercicio de las profesiones diferentes a la farmacéutica. De esta manera, permitió al ciudadano obtener, de la manera que quisiera y pudiera, la cantidad de conocimientos que considerase necesaria.
Sin embargo, las nuevas medidas dieron origen a la guerra civil de 1851. En esta contienda, los terratenientes esclavistas del occidente, identifi - ados con el partido onservador, se levantaron contra las disposiciones referentes a la abolición de la esclavitud y las medidas que perjudicaban a la Iglesia. Luego de pocos meses, el gobierno de José Hilario López reprimió esta rebelión.

La constitución de 1853
El modelo centralista fue mantenido después de la Independencia porque aseguraba el control del Estado mien- tras se consolidaba la nación. Las constituciones de 1821, 1832 y 1843 refl ejaron esta tendencia. El cambio apareció con la Constitución de 1853, que estableció un sistema fe- deral compuesto por 37 provincias con amplia autonomía política y económica. El paso del centralismo al federalismo buscaba disminuir el poder central en beneficio de los intereses regionales de comerciantes y terratenientes.

Otras disposiciones fueron la separación entre la Iglesia y el Estado, y la instauración del matrimonio civil y del divorcio. Además, se implantó el sufragio universal masculino, se instauró la libertad de cultos y de prensa y se disminuyó el poder del presidente. Muchas de estas disposiciones genera- ron inconformidad entre los conservadores y los artesanos.

La Comisión Corográfica
 En 1849, el gobierno de José Hilario López apoyó el proyecto de la Comisión Corográfi ca. Este tenía como objetivo reco- rrer el país y reconocer sus recursos naturales, su clima, su relieve, su hidrografía y sus diferentes tradiciones. Para llevarlo a cabo, se encargó al geógrafo italiano Agustín Codazzi, quien contó con la colaboración de científi cos y escritores como Manuel Ancízar, José Jerónimo Triana, y Manuel María Paz, entre otros.

En 1850, Codazzi y sus compañeros emprendieron, por todo el país, un largo recorrido que se dividió en dos etapas:

■ Primera etapa. Exploraron el altiplano cundiboyacense y los departamentos de Antioquia, Santander, Chocó, Nariño y Panamá. En la visita a este último, Codazzi realizó inves- tigaciones en busca de una vía para la construcción de un canal que conectara los océanos Pacífi co y Atlántico.

 ■ Segunda etapa. Visitaron los actuales departamentos de Valle, Cauca, Meta, Casanare, Arauca, Caquetá, Huila, Tolima y Cundinamarca.

 En 1859, cuando se dirigía a la costa Caribe, Codazzi murió y las labores de la comisión quedaron inconclusas. Sin em- bargo, su legado abarca las múltiples acuarelas, dibujos y relatos de las zonas visitadas.

La división liberal
Desde su creación, el partido liberal contó con la participación de diferentes sectores políticos y sociales que apoyaron las re- formas económicas. Entre ellos se encontraban: altos dirigentes del gobierno, comerciantes, intelectuales, periodistas, artesanos y sectores populares. Entre los últimos había tendencias como la de los liberales influenciados por las revoluciones europeas de 1848 y por el pensamiento socialista, los cuales fueron conocidos como los gólgotas o radicales, e impulsaron la creación de asociaciones de artesanos llamadas “sociedades democráticas”. Por su parte, los conservadores formaron las “sociedades populares de artesanos”.

En 1849, las sociedades democráticas forzaron la elección de José Hilario López como presidente de la República. Con este gobierno empezó la hegemonía liberal y se iniciaron las reformas.

Gracias al apoyo del gobierno de López, las sociedades demo- cráticas aumentaron, pero cuando éste adoptó la política del librecambio, que perjudicaba la producción artesanal, se sepa- raron de los liberales gólgotas para organizarse alrededor de los liberales draconianos o progresistas. Esta fracción del partido liberal defendió la política proteccionista en favor de los grupos de artesanos y contó con el apoyo de oficiales del ejército que no pertenecían a las familias aristocráticas que se veían afectadas por la reducción del pie de fuerza. Se puede afirmar que, en el as- pecto social, los draconianos tenían una mayor tendencia popular. Además, su fi gura más importante era José María Obando, quien gozaba de la admiración de las masas liberales.

A medida que las divisiones internas del partido liberal se tornaban más profundas, los artesanos, y en general, todas las sociedades democráticas, se alineaban más decididamente con los draconianos.

La guerra civil de 1854
En las elecciones de 1853 triunfó el candidato liberal José María Obando, que contó con el apoyo de los artesanos. Obando se enfrentó a una fuerte oposición por parte del Congreso el cual se oponía al proyecto presidencial de elevar las tarifas aduaneras y propusieron apoyar una ley para reducir los aranceles y otra que ordenaba la disminución de miembros del ejército.

En 1854, las diferencias entre el presidente y el Congreso, que estaba controlado por los adversarios liberales de Obando y los conservadores, provocaron un golpe de Estado dirigido por el general José María Melo, con el apoyo de los artesanos. Estos exigían la desintegración del Congreso y la anulación de la constitución de 1853. Se desató entonces una guerra civil de la que salieron triunfantes los conservadores y los liberales gólgotas con el apoyo de la embajada inglesa interesada en conservar la política del librecambio.

La Confederación Granadina
Culminado el intento golpista de Melo, el presidente José María Obando fue destituido por el Congreso. En este vacío de poder, la unión de los conservadores y los liberales gólgotas instauró la candidatura de Manuel María Mallarino, quien a la postre gobernó entre 1855 y 1857.

En las elecciones presidenciales de 1857, tres tendencias políticas presentaron sus candidatos: el partido conservador, re- presentado por Mariano Ospina Rodríguez; el partido liberal, representado por Manuel Murillo Toro, y el Partido Nacional, mezcla del liberalismo gólgota y el conservatismo dirigido por el general Tomás Cipriano de Mosquera. Finalmente, triunfaría el candidato conservador, Mariano Ospina Rodríguez quien rompió la alianza con los liberales y organizó un gobierno netamente partidista. En su administración fi guraron disposiciones como el retorno de los jesuitas al país y la derogación de la legalización del divorcio.

Pese a ser un gobierno conservador, aprobó el programa de- fendido por los liberales al instaurar la Constitución de 1858. Esta optó por el federalismo como sistema de gobierno, reconociendo ocho Estados: Antioquia, Bolívar, Boyacá, Cauca, Cundinamarca, Magdalena, Panamá y Santander. Estos con- formaron la Confederación Granadina y delegaron algunos asuntos al poder central representado por el Presidente de la Confederación, el congreso y la rama judicial. Tales asuntos comprendían las relaciones exteriores, la defensa ante una amenaza del exterior, la instauración del orden público interno cuando dos o más estados se enfrentaran y el crédito público. Cabe señalar que se dispuso conservar el sufragio universal masculino, la libertad de prensa y la separación entre Iglesia y Estado.

La guerra civil de 1859 a 1862
 Pese a los intentos por mantener unido al país bajo un sistema federal, el descontento entre los Estados de la Confederación se hizo manifiesto. El Estado del Cauca, uno de los más grandes de la nación en aquel momento, era gobernado por el general Tomás Cipriano de Mosquera, quien se rebeló en contra del gobierno central y declaró la separación de su Estado de la Confederación Granadina en 1860. Ante las amenazas de Mosquera, el gobierno declaró que cualquier gobernador que impugnara las leyes sería penalmente responsable. Pese a la declaración del gobierno, Mosquera se insurreccionó.

Frente a este hecho el gobierno central movilizó su ejército hacia el Cauca con el objeto de restaurar el orden. Sin embargo, luego de dos años de combate, las tropas presidenciales fueron derrotadas y Ospina fue destituido de su cargo, para ser rem- plazado por el triunfante general Mosquera

El Olimpo Radical
Entre 1863 y 1885, los liberales asumieron una postura ideológica más radical, crearon una nueva constitución que se conoce como la Constitución de Rionegro, otorgaron las libertades de pensamiento, imprenta y palabra, abolieron la pena de muerte y le quitaron poder y tierras a la Iglesia católica. Debido a la implementación de estas medidas, a este período se le conoce como el Olimpo Radical. 

Hacia 1877, el radicalismo entró en crisis por las continuas guerras civiles y porque el partido liberal, una vez más, se dividió en dos bandos: los radicales, defensores de la Constitución de Rionegro y los independientes o modera- dos, que eran cercanos a las ideas conservadoras.

La Constitución de 1863
 La Constitución de 1863, o Constitución de Rionegro, se caracterizó por su tendencia federalista. Con ella, se otorga- ron las libertades de expresión, de asociación, de enseñanza, de cultos y de organización; se estableció la separación de la Iglesia y el Estado; se redujo el período presidencial a dos años, y el país recibió el nombre de Estados Unidos de Colombia. La carta constitucional también garantizó inviolabilidad de la vida humana, lo que significaba que la pena de muerte se abolía en todos los casos.

Las libertades otorgadas por la Constitución eran reflejo del ideal de los radicales, quienes eran encabezados en ese momento por Tomás Cipriano de Mosquera. Este había iniciado sus reformas expulsando a los jesuitas en 1861, lo que representaba un ataque directo contra la ideología religiosa imperante en la sociedad. Sin embargo, por el lado económico, los radicales fueron un poco menos atrevidos; el gobierno federal continuó invirtiendo en la construcción de infraestructura de transportes.

Los Estados Unidos de Colombia
Tomás Cipriano de Mosquera llegó a la presidencia por segunda vez, después de derrocar a Mariano Ospina Rodríguez, en 1861. Fortaleció las medidas tomadas durante la década anterior y promovió la redacción de la Constitución de 1863, que creaba los Estados Unidos de Colombia, con- formados por una confederación de nueve estados soberanos: Antioquia, Bolívar, Boyacá, Cauca, Cundinamarca, Magdalena, Panamá, Santander y Tolima. Es decir, los mismos Estados de la Constitución de 1858 más el recién creado Estado del Tolima.

La implantación del federalismo en los Estados Unidos de Colombia fue tal, que el gobierno central no podía intervenir en los asuntos internos de cada Estado, ni aun en caso de guerra civil. Además, los Estados tenían derecho a establecer sus propios sistemas postales y algunos procedieron a emitir sus propias estampillas. Ante la falta de control del poder central, tuvieron lugar numerosos conflictos y guerras entre los Estados federados.

Durante esta época, el modelo económico del librecambio permitió el crecimiento de las exportaciones de tabaco y quina.

Al abrirse el comercio vinculado con el mercado externo se abrieron nuevos caminos, se inició la construcción de ferro- carriles y se fundaron bancos y casas mercantiles.  

Algunas consecuencias de la revolución radical
La devolución de funciones gubernamentales a los Estados significó la ratificación de la desigualdad económica entre regiones ya que, de todas formas, el Estado central controlaba una de las fuentes de ingreso más importantes: las aduanas. Sin embargo, aunque se profesaba el librecambio existía, de manera paralela, algún grado de proteccionismo.

Las reformas económicas afectaron de manera directa a los grupos de artesanos quienes veían el proteccionismo como una necesidad. Sin embargo, el auge de las exportaciones de productos como café, tabaco, quina, añil y oro dieron un sustento económico al naciente capitalismo. Por otro lado, las prerrogativas de los Estados y la dedicación de la economía a actividades comerciales, favorecieron la creación de bancos privados y la emisión de diferentes monedas. La fundación del Banco de Bogotá, en 1870, es un ejemplo.

Los radicales mostraron mucho interés por la educación. En 1867, se fundó la Universidad Nacional de Colombia y, en 1870, se estableció la educación primaria gratuita y obligatoria.

Colonizaciones en el siglo XIX
A principios del siglo XIX, las tierras baldías ocupaban un 75% del territorio colombiano. Gran parte de la población vivía en la región andina y las llanuras del Caribe. Esta situación cambió a lo largo del siglo XIX, especialmente entre 1850 y 1890, período en el que grandes flujos de población ocuparon tierras baldías con el propósito de colonizarlas y fundar nuevas poblaciones.

Causas de la colonización
A lo largo del siglo XIX, se dieron en Colombia una serie de factores económicos, políticos y sociales que impulsaron la colonización de tierras baldías.

Uno de estos factores fue la inserción de Colombia en la economía mundial. La necesidad de encontrar pro- ductos primarios para la exportación, como el añil y la quina, condujo al gobierno a promover la colonización de tierras baldías, mediante la promulgación de leyes. Además, el auge de productos cultivables para la exportación, como el tabaco y el café, llevó a terratenientes y comerciantes a apropiarse de estas tierras.

Otro factor que influyó en la colonización lo constituyeron las guerras civiles. Muchas de las personas que temían ser atacadas por sus enemigos políticos optaron por abandonar sus lugares de origen y colonizar nuevos territorios. De ahí que se consolidaran regiones completas adheridas a uno u otro partido político. Es decir, eran áreas de reconocida tendencia liberal o conservadora.

Los pagos de la deuda pública con tierras baldías, realizados por los distintos gobiernos, también influyeron en la colonización. En su mayoría, estas tierras caían en manos de comerciantes y terratenientes, que para explotarlas y obtener ganancias, financiaron colonizaciones en ellas.

Finalmente, el creciente conflicto entre terratenientes y campesinos, en las tierras fértiles de la región andina, también impulsó el fenómeno de la colonización. Los colonos, para evitar pagar las deudas contraídas con los terratenientes y ser propietarios de una parcela, recurrieron a la ocupación y colonización de tierras baldías.

Así, las principales colonizaciones fueron: la colonización antioqueña y la colonización de los Llanos Orientales.

La colonización antioqueña
La colonización antioqueña fue un proceso interno de migración que se originó desde Antioquia hacia las zonas deshabitadas del occidente del país. Esta comprendió dos fases.

Primera fase. Abarcó desde 1770 hasta 1874. Se caracterizó por la movilización de pobladores para establecer colonias, fundar pueblos y repartir tierras. En estas colonizaciones se fundaron Sonsón en 1797, Abejorral en 1808 y Aguadas en 1814.

En esta fase se colonizaron tres tipos de tierras. El primer tipo estaba conformado por tierras baldías otorgadas por el Estado de Antioquia para que grupos de colonos las habitaran. Mediante esta modalidad, fueron fundadas, en 1865, las ciudades de Valparaíso, Jericó y Jardín.

El segundo tipo correspondía a las tierras selváticas sobre las que existían títulos de propiedad coloniales y en las que se presentaron enfrentamientos entre propietarios y colonos. En ellas, se inició la colonización del Quindío y norte de Caldas.

El tercer tipo eran tierras obtenidas por comerciantes y terratenientes, en las cuales organizaron expediciones colonizadoras, vendiendo a colonos parte de sus tierras o convirtiéndolos en arrendatarios o aparceros.

Segunda fase. Comenzó en 1874, con la promulgación de la ley 61 sobre la adjudicación de baldíos nacionales a cultivadores y finalizó en la segunda década del siglo XX. Esta se caracterizó por la ad- judicación individual de tierras. En ella, se dio la mayor concentración de pequeños propietarios del país, en relación con otras regiones como Cauca, Cundinamarca y Santander.

La colonización de los Llanos Orientales
La colonización de los Llanos Orientales comenzó en 1820, cuando el gobierno de la Gran Colombia impulsó a los habitantes de la zona a ocupar tierras baldías y apoyó la llegada de órdenes religiosas.

Para 1850, el gobierno colombiano otorgó tierras a compañías y comerciantes, que se comprometían con la construcción de caminos y la búsqueda de recursos naturales aptos para la exportación. Sin embargo, las dificultades climáticas y topográficas llevaron al fracaso esta empresa. Muchos de estos propietarios se dedicaron al cultivo del cacao y la ganadería extensiva, entrando en confl icto con los colonos que habitaban estas tierras desde la primera mitad del siglo XIX.
Economía a mediados del siglo XIX
 Al finalizar la guerra de Independencia, las élites triunfadoras tuvieron que transformar una economía colonial basada en la extracción de metales preciosos para exportación, en una economía de producción más amplia, tanto para consumo interno como externo. Así, a mediados de siglo, las políticas económicas se encaminaron hacia la producción agrícola para exportación y fueron el sustento económico del llamado Olimpo Radical.

Algunas medidas La eliminación de los resguardos indígenas y la desamortización de los bienes de manos muertas permitieron la circulación de la tierra para incentivar la agricultura. La división de las tierras en parcelas, vendidas a bajos precios, favoreció la concentración de la propiedad en pocas personas. Además, la población esclava liberada y las familias indígenas se vieron obligadas a emplearse como peones y sirvientes en las haciendas y como trabajadores agrícolas asalariados, es decir, que devengaban un pago por su labor.

Adicional a lo anterior, el Estado suprimió los estancos o impuestos a la venta libre del tabaco. Con ello, este cultivo se convirtió en el principal producto para los mercados internacionales. Sin embargo, con la pérdida del estanco del tabaco, el Estado perdió su mayor fuente de ingresos y recurrió al impuesto sobre otros productos de exportación y a la solicitud de préstamos a las casas fi nancieras extranjeras, especialmente a las inglesas, para aliviar la situación de las fi nanzas públicas.

El comercio exterior y la economía nacional
 En esta clase de sistema económico basado en lo agrícola, la producción estaba regida por los auges y depresiones de los precios en los mercados internacionales. Cuando estos subían, la producción se enfocaba hacia un producto en particular, como en el caso del tabaco, desde 1851 hasta 1858; cuando los precios bajaban, venía una crisis y los capitales se desplazaban hacia otros productos o se compensaban las pérdidas con bajos salarios.

El sistema de producción que sustentaba la política del librecambio en el país fue, generalmente, la gran hacienda y el latifundio aunque también existían pequeños productores. De esta manera, encontramos a mediados del siglo XIX, grandes plantaciones de café en Santander, Cundinamarca y Tolima; plantaciones de tabaco, en Ambalema; quina, añil y cacao, en diversas regiones de la geografía nacional; a su vez, encontramos una expansión ganadera que, además de producir carne para el autoconsumo, generaba cueros para exportación. En las haciendas, el trabajo era llevado a cabo por colonos, arrendatarios y aparceros, quienes estaban sujetos a restricciones agrícolas, a pagar deudas por la adquisición de sus bienes de consumo y a bajos salarios.

Principales productos de exportación
 La economía de nuestro país ha estado sustentada en diversos productos  como el tabaco, el oro, el café, el algodón, el añil y la quina. Sin embargo, a finales del siglo XIX, se consolidó un modelo agroexportador basado en un solo producto: el café, modelo que perduró hasta el siglo XX.

El tabaco
 Inició el proceso de vinculación del país a los mercados internacionales en gran escala, desde 1851. Su producción se caracterizó por sus auges, el más grande en 1870, y sus depresiones, hasta el año 1875 cuando sufrió una caída definitiva, debido a la competencia de otros productores como las colonias holandesas en Java.

El oro
Su producción fue muy importante en las regiones de Cauca y Antioquia. Pero hacia los años cincuenta, el descubrimiento de yacimientos de oro en California (EE.UU.) redujo considerablemente su valor y, por ende, su exportación. A pesar de esto, continuó siendo uno de los principales renglones de la economía exportadora colombiana.

El café
También experimentó una producción extendida para el comercio internacional, pero su real importancia solo se dio hasta finales del siglo XIX y comienzos del XX. Hacendados de Santander y Cundinamarca comenzaron su producción y, hacia los años setenta del siglo XIX, se extendió al Tolima y a la zona de colonización antioqueña.

El algodón
En un principio, este cultivo solo cubría el mercado interno. Sin embargo, en los años sesenta y setenta del siglo XIX tuvo un incremento en la producción destinada a la exportación, pasando de más de cincuenta mil kilos, en 1858, a más de dos millones de kilos al iniciar la década del setenta.
El añil
Se utilizó como colorante natural para las telas y sus rincipales compradores fueron Inglaterra y Francia. Su auge fue bastante corto, de 1870 a 1873, pues se inventaron colorantes artificiales como el Azul de Prusia, lo que aumentó la competencia de los productores nacionales y precipitó su caída.

La quina
Producto natural utilizado con fi nes medicinales, era utilizada desde la época de la colonia. Pero solo a partir de la segunda mitad del siglo XIX, cobró importancia para la exportación, manteniendo una producción relativamente constante, con un gran auge durante la década de los años setenta, para luego tener una fuerte caída a comienzos de los años ochenta.
 

Las guerras civiles
Durante todo el siglo XIX se produjeron muchas guerras civiles, la mayoría de ellas entre los diferentes Estados y territorios. De estas guerras, ocho tuvieron carácter nacional. La existencia de estas guerras civiles parece contradecir la visión que tradicionalmente se ha tenido de que la vida republicana de Colombia ha estado marcada por la institucionalidad y la democracia.

Las guerras civiles deterioraron el conjunto de nuestra nación. Miles de hombres, mujeres, e incluso niños, fueron protagonistas, víctimas y victimarios de los enfrentamientos armados.

Disputa entre civiles y militares
 Luego de la Independencia, la mayor parte del ejército estaba a cargo de los generales venezolanos, mientras que el poder civil descansaba, en su mayor parte, en los neogranadinos, la mayoría abogados e ideólogos republicanos. Esta situación generó los primeros conflictos con matices de clase, entre los militares y la dirigencia civil.

El proyecto republicano federalista, en cabeza de los civiles, requería debilitar y desmantelar las dos estructuras de poder más fuerte en el período posterior a la Independencia: la Iglesia y el Estado. El Estado laico atacó el poder de la Iglesia; la ideología civilista republicana combatió el poder excesivo de los militares. Un ejército central fuerte era percibido por los civiles ilustrados y federalistas como un peligro para la autonomía regional y para la República. Un ejército central era temido por su potencial utilización como instrumento de dominación para el gobernante de turno. Además, el mantenimiento de la milicia implicaba el gasto de recursos fi scales, de los cuales el Estado no disponía en esos momentos.


La Regeneración
 En el año 1885 se presentó una nueva guerra civil, pero esta vez los derrotados fueron los liberales radicales que estaban en el poder desde 1863. En consecuencia, Rafael Núñez se proclamó líder de un movimiento conocido como Regeneración, el cual proclamó una nueva Constitución que rigió los destinos del país hasta 1991. A finales del siglo XIX, el país vivió una de sus peores confrontaciones: La guerra de los Mil Días.

El final del Radicalismo El radicalismo empezó a derrumbarse a finales de la década de 1870. La autonomía regional imposibilitó la creación de un mercado nacional que impulsara el desarrollo eco- nómico. Asimismo, el poder regional generó desórdenes políticos por las continuas insurrecciones, lo que creó un ambiente general de inseguridad e inestabilidad.

También influyó el fracaso del proyecto económico que habían forjado las reformas liberales de mitad de siglo. Entre 1876 y 1885, la economía entró en crisis porque las exportaciones de tabaco, añil y quina, perdieron su valor en el mercado europeo, lo que afectó tanto los intereses de los exportadores como los recaudos del Estado que se recibían por el derecho de aduana.

Este proceso ocasionó tantos desórdenes institucionales que en 1885 estalló una nueva guerra civil. Frente a la situación, los grupos políticos empezaron a buscar soluciones para salir de la crisis.

El Partido Nacional
Dentro del partido liberal se creó un grupo interesado en reformar el régimen radical, que recibió el nombre de Los independientes. Para adelantar su proyecto, este grupo encabezado por Rafael Núñez, estableció una alianza con los conservadores, liderados por Miguel Antonio Caro. El resultado fue la creación del Partido Nacional, con lo que se pretendía adelantar las reformas necesarias que dieran solución a la gran crisis que afectaba al país en aquel momento. Este movimiento reformista recibió el nombre de Regeneración que, como su nombre lo indica, buscaba “regenerar” la vida política y económica del país. Núñez, con su famosa frase “Regeneración o Catástrofe”, marcó una de las políticas claves de este partido.

El Partido Nacional fue severamente criticado por los libera- les radicales, más aun cuando, pese a su composición bipartidista, en pocos años fue dominado por los conservadores. Esta circunstancia dio lugar a una nueva etapa de hegemonía conservadora, que se prolongó hasta 1930.

La Regeneración y la Constitución de 1886
 Hacia 1885 el país estaba devastado a causa de la guerra civil, de la división política y de la quiebra económica. Por esta razón, Rafael Núñez y Miguel Antonio Caro se encarga- ron de crear un nuevo proyecto político y económico cuyo resultado se plasmó en la Constitución de 1886. El espíritu de esta nueva constitución estuvo orientado en sentido contrario al de la constitución de 1863.

 Con un claro sentido conservador, la Constitución de 1886 reestableció el centralismo al dotar al poder ejecutivo de amplios poderes. El presidente quedó revestido de una serie de facultades especiales y se prolongó su mandato a seis años. Además, impuso la pena de muerte, restringió la libertad de palabra y de imprenta, acabó con la enseñanza obligatoria y laica, y la sustituyó por la educación confesional y católica.

Esta constitución proclamó la religión católica como elemento esencial dentro del orden social y la responsabilidad del Estado de proteger a la Iglesia. Con estas leyes finalizó la separación Iglesia-Estado que había sido decretada en la Constitución de 1863.

En cuanto a la economía, esta constitución decidió que el Estado concentraría los recursos económicos. Por aquel entonces, cada Estado tenía su propia moneda, entonces la nueva carta política impuso una moneda nacional. Además, reimplantó el proteccionismo, con lo que buscaba proteger la industria nacional

Para que el proyecto económico funcionara, se abolieron los Estados federales, se centralizó el poder en el presidente, se crearon los departamentos a cuya cabeza había un funcionario elegido por el poder central y se estableció el voto universal para los hombres y solo para quienes sabían leer y escribir o tenían rentas y patrimonio.

El proyecto que contenía la constitución de 1886 buscaba unificar la nación de manera autoritaria. Para ello, fue necesario restarle poder a las oligarquías regionales, por lo cual se abolieron los ejércitos regionales y se creó uno nacional.

Consecuencias de la Regeneración
La Constitución de 1886, a pesar de las constantes reformas que le fueron introducidas, permaneció vigente por más de cien años, hasta su total modificación en 1991. El federalismo dejó de ser una opción organizativa para el Estado colombiano, aunque problemas como la fragmentación regional y las diferencias económicas y sociales entre los departamentos, han sido una de las principales difi cultades de Colombia.

El Estado católico
 En 1887, se firmó el Concordato entre el gobierno colombiano y la Santa Sede, cuya cabeza era el papa León XIII. En él se ratificó a la Iglesia como el sustento ideológico del Estado centralizado. El Estado asumió la indemnización para la Iglesia por los daños ocasionados con la desamortización de bienes de manos muertas; asimismo, se le dio a la institución eclesiástica, el derecho de escoger y censurar el material educativo que no estuviera de acuerdo con los dogmas de la religión.

Sin embargo, el poder de la Iglesia no quedó supeditado solamente al campo educativo. Aunque no se hubiera expresado de manera explícita en ley alguna, la Iglesia quedó facultada para intervenir en los asuntos del Estado y en la política. Así lo había concebido Caro, basado en su principio de la autoridad suprema de la ley divina sobre la ley temporal. Los asuntos de la moral eran esencialmente jurisdicción de la Iglesia; pero su campo de acción se extendió desde el ámbito privado hasta el público. De modo que las controversias surgidas entre el gobierno y la Iglesia, por algún asunto de competencia mutua, debían ser resueltas con base en la doctrina católica.

La exclusión política
Otra consecuencia fue la represión y exclusión política que se hizo más severa ante la existencia de un Estado centralizado y sustentado por una jurisdicción autoritaria. El con- trol vertical de la política, instaurado por la rama ejecutiva, impidió a los opositores de manera sistemática, el acceso a cargos burocráticos incluso en las regiones que antes manejaban.

Se incrementaron las restricciones al sufragio; los senado- res debían tener una base patrimonial para postularse y, al igual que el presidente eran elegidos no de manera directa por la población, sino de manera indirecta por un grupo de electores. Este manejo del sistema político, sumado a otros factores como las crisis económicas, desembocó en guerras como la de 1895 y la desastrosa Guerra de los Mil Días.

Regeneración y economía
Las reformas liberales de mediados de siglo habían adoptado la política de libre intercambio, pues los liberales pensaban que la prosperidad económica se lograba con la libertad individual y eliminando las barreras aduaneras, con lo que se pretendía facilitar el libre juego de las importaciones y de las exportaciones. Pero la caída de las exportaciones a partir de 1876, causó una gran crisis comercial y fiscal.

Esta situación llevó a que, tanto liberales como conservado- res, se opusieran al modelo de la exportación de productos agrícolas inspirado en el librecambio. En este contexto, el proyecto económico que fomentó la Regeneración se basó en un liberalismo que buscaba la instauración de un Estado fuerte y centralizado, que controlara el proceso económico.

A través de Núñez, el Partido Nacional planteó que para reactivar la economía era necesario estimular la industria. Para esto, el Estado subsidió la construcción de nuevas industrias y las amparó al decretar un aumento en la ta- rifa aduanera para algunos productos que se importaban. Asimismo, era necesario impulsar la construcción de fe- rrocarriles, lo que respondía básicamente al crecimiento de la industria cafetera. Para este momento, el café era la base económica del país.

El nuevo ordenamiento económico hizo necesario que el Estado creara un banco central que tuviera el derecho exclusivo de emitir papel moneda, lo que antes estaba en manos de los bancos privados. Esta medida buscaba controlar la especulación y la usura, adelantadas por los grupos comerciales y financieros.

En las últimas décadas del siglo XIX, comenzó en el país un incipiente desarrollo industrial, que se centró funda- mentalmente en las pequeñas ciudades existentes en aquel entonces.

 La aparición de nuevas industrias en Bogotá y Medellín, por ejemplo, trajo consigo el desarrollo de actividades comerciales y financieras, que a su vez comenzaron a modificar el aspecto físico de las ciudades.

En líneas generales, el gobierno regenerador introdujo medidas arancelarias proteccionistas con el fi n de recaudar ingresos para el fisco central. Se permitió una exención de impuestos para la importación de algunas materias primas y se dieron incentivos para la industria metalúrgica. Lo anterior, además de ayudar a la precaria industria nacional, tuvo una intención política: fortalecer a los artesanos nacionales para que apoyaran al gobierno. Por otro lado, con la creación del Banco Nacional en 1880, el gobierno institucionalizó la emisión exclusiva de papel moneda y su circulación forzosa. De esta manera, se ponía fi n a la anarquía monetaria y a los elevados intereses sobre el dinero, imperantes durante el régimen anterior.

La Guerra de los Mil Días
Luego de las reformas, las facciones de los partidos políticos entablaron dos guerras civiles: la de 1895 y la de los Mil Días.

La guerra civil de 1895
A comienzos de la década de 1890, el proceso regenerador se debilitó porque la Constitución de 1886 era muy autoritaria, lo mismo que la forma como los conservadores ejercían el poder. Esto excluía de la participación política a los mismos liberales quienes se dividieron en dos grupos: uno conformado por los civilistas, antiguos liberales radicales, quienes proponían negociar con los conservadores su participación en el gobierno; y otro conformado por los belicistas, quienes veían en la guerra civil la única posibilidad de llegar al poder.

La oposición liberal se radicalizó con la muerte de Núñez en 1894 y con el ascenso a la presidencia de Caro, quien optó por una mayor represión. En 1895 la fracción belicista declaró la guerra al gobierno central, pero fue derrotada por el ejército nacional. A esta inestabilidad política se sumó la crisis económica que atravesó el país en el mismo año y que afectó principalmente a los cafeteros.

Causas de la Guerra de los Mil Días
La derrota liberal de 1895 acentuó la persecución gubernamental. Los conservadores históricos y los liberales pacifistas solicitaron al gobierno replantear su posición e iniciar reformas al sistema electoral, a la ley de prensa y a la política fiscal, pero Caro hizo caso omiso de la petición

En 1898, el vicepresidente José Manuel Marroquín asumió temporalmente la presidencia del país y, sorprendente- mente apoyó la petición de los conservadores y los liberales: derogó el impuesto a la exportación del café e impulsó en el Congreso las reformas al sistema electoral y a la ley de prensa. Ante esto, el presidente titular, Manuel Antonio Sanclemente, reasumió la presidencia e impidió la aprobación de estas reformas.

El rechazo a las reformas por parte del gobierno, convenció a los liberales guerreristas, encabezados por Rafael Uribe Uribe, de que la única forma para cambiar el modelo político era el conflicto militar. Así, en 1898, los guerreristas destituyeron de la dirección liberal a Aquileo Parra, representante del sector pacifista del liberalismo, e iniciaron la planificación de una nueva guerra civil. Acción

Desarrollo de la Guerra de los Mil Días
 Los liberales derrotados en la Guerra civil de 1895, casi in- mediatamente prepararon un nuevo levantamiento, cuyas condiciones se concretaron a finales de 1899. La situación coincidió con una grave crisis económica, producto de la baja en los precios del café. El resultado fue una sangrienta guerra civil, que por su duración de casi tres años fue llamada de los Mil Días.

 Los generales liberales, Rafael Uribe y Benjamín Herrera, lideraron las fuerzas rebeldes. Su principal victoria fue la batalla de Peralonso, en diciembre de 1899, y su principal derrota, la batalla de Palonegro, en el año de 1900, momento en el cual los liberales optaron por una guerra de guerrillas en la provincia de Panamá, el alto Magdalena y regiones cercanas a Bogotá.

Fin de la guerra
 Después de dos años de una desgastante guerra de guerrillas, los liberales encabezados por Benjamín Herrera, general en jefe del Ejército Unido del Cauca y Panamá, se dirigieron a Panamá para comenzar desde allí una ofensiva que les diera la victoria. Pero la derrota y posterior rendición de Rafael Uribe Uribe en el departamento de Bolívar frustró el plan de Herrera. Así, el 24 de octubre de 1902, Uribe Uribe firmó el Tratado de Neerlandia, el cualofi cializaba la rendición de las tropas rebeldes de los departamentos del Magdalena y Bolívar, ofrecía una amnistía a sus integrantes y les daba la libertad inmediata a los presos de guerra que se hallaban en las cárceles de estos dos departamentos.

El 21 de noviembre de 1902, los representantes de Herrera, el general Lucas Caballero y Eusebio A. Morales, a bordo del barco Wisconsin, firmaron el tratado de paz que dio por terminada la Guerra de los Mil Días.

Este tratado le dio un carácter nacional a las medidas adoptas en el Tratado de Neerlandia. Además, abolió los impuestos extraordinarios de guerra y convocó a elecciones para el Congreso, donde se debían tratar las negociaciones del canal de Panamá, las reformas propuestas por Marroquín en 1898, y la reforma del sistema monetario del país.

La guerra de los Mil Días dejó cerca de cien mil colombianos muertos, miles de heridos, una gran desolación en los campos, una economía nacional en crisis, odios y re- sentimientos entre liberales y conservadores y, por si fuera poco, la pérdida del departamento de Panamá en 1903. En síntesis, la guerra de los Mil Días marcó el fi n de una época y el comienzo de otra. El siglo XIX culminó con una ola de violencia y el siglo XX nació bajo una sombra de sangre que dio paso a otros conflictos.
Cultura y sociedad
La segunda mitad del siglo XIX se destacó no solo por las transformaciones políticas y los intentos de inserción en la economía mundial, sino también por una serie de cambios en las ciudades y la aparición de nuevos oficios y servicios. Además, los artistas y escritores tomaron de las escuelas europeas algunos aspectos para reflexionar y representar su realidad.

Las ciudades a finales del siglo
En las últimas décadas del siglo XIX, comenzó en el país un incipiente proceso de industrialización, el cual se centró en las pequeñas ciudades. La aparición de nuevas industrias en Bogotá y Medellín trajo consigo el desarrollo de actividades comerciales y financieras que no solo alteraron el aspecto físico de las ciudades, sino también la vida cotidiana de sus habitantes.

Los nuevos oficios. La aparición de los trabajadores asalariados vinculados a pequeñas industrias, dio un nuevo aspecto a la vida de las ciudades. Una de sus consecuencias fue la desaparición de ciertos oficios artesanales y el surgimiento de nuevas profesiones, como las que se desarrollaron con los nuevos servicios públicos como la telefonía.

El teléfono. El servicio telefónico implicó las rupturas con las nociones de espacio y distancia. El primer servicio telefónico que hubo en el país funcionó en Bogotá en 1881: era una línea que conectaba el Palacio Nacional con la oficina de correos. Tres años después, el servicio comenzó a ser público. En 1892 se repartió el primer directorio telefónico de la ciudad. Aunque al principio, la tenencia del aparato telefónico estaba asociada con el lujo, con el paso del tiempo se hizo asequible para una mayor cantidad de personas.

El alumbrado público. El servicio de alumbrado público que existió hasta la década de 1880 funcio- naba con base en el gas o con petróleo. En el año 1889, Pedro Nel Ospina y Rafael Espinoza fundaron Th e Bogotá Electric Light Co., con el cual comenzaron a prestar servicio de luz eléctrica. Este servicio consistía en la instalación de una bombilla de 1.800 bujías cada dos cuadras.

Estos fueron, entre otros, los primeros pasos en el proceso de modernización de las ciudades, un proceso que adquirió toda su fuerza en las primeras décadas del siglo XX.

La literatura y la pintura durante la segunda mitad del siglo XIX
Durante la segunda mitad del siglo XIX se manifestaron diversas tendencias en el campo de la literatura colombiana. Dos de las más importantes fueron el romanticismo y el modernismo.

■ El romanticismo. En Europa este movimiento surgió en oposición al excesivo racionalismo que había planteado el movimiento de la Ilustración. A cambio, los románticos se centraron en ideales como la libertad y la importancia de los estados de ánimo, las instituciones y los sentimientos del individuo

En Colombia, puede decirse que el romanticismo llegó de manera tardía. Se expresó en la poesía, a través de autores como Rafael Pombo y José Eusebio Caro, y en la novela, principalmente en la obra María de Jorge Isaacs.

■ El modernismo. Hacia finales del siglo XIX, el ámbito literario del país experimentó cambios pro- fundos, en particular gracias a la influencia del modernismo, expresado en Hispanoamérica en la obra de autores como Rubén Darío, y en España en los escritos de Salvador Rueda. El modernismo literario se centró en algunos principios que pueden resumirse así:

■ La escritura debía ser ante todo una búsqueda de la belleza formal.

■ La escritura podía permitir una ruptura con la realidad cotidiana y dar un paso a la búsqueda de lo exótico e irreal.

■ La escritura podía hacer alusiones a la música y a los colores, para afectar la sensibilidad del lector.

En Colombia, José Asunción Silva y Guillermo Valencia fueron considerados poetas modernistas relevantes.

La pintura
A finales del siglo, algunos pintores se dedicaron a realizar retratos de grandes proporciones, en los cuales aplicaron rigurosamente los patrones académicos de la pintura europea, ya en desuso. Entre los destacados podemos mencionar a Epitafi o Garay y Francisco Cano. Otros pintores como Andrés de Santamaría, realizaron obras con características más modernas, entre ellas se destaca Lavanderas de Sena, que hoy en día se encuentra en el Museo Nacional.



Los niños en el conflicto armado
A lo largo de la historia, en las diferentes guerras se ha hecho uso de los niños con el objetivo de obtener una ventaja mi- litar sobre los ejércitos enemigos. Desde eventos como la llamada “Cruzada de los niños” en 1212, pasando por las guerras de independencia americana y el actual conflicto armado en nuestro país, los ejércitos regulares e irregulares han empleado menores de edad como combatientes, espías, mensajeros y medios para abastecer a las tropas.

El Foro de la Infancia
 En una sesión especial de las Naciones Unidas sobre la Infancia, reunida en Nueva York en mayo de 2002, los niños pudieron opinar ante los delegados de más de 192 países, respecto a los conflictos armados, narrando algunas situaciones en que se vulneran sus derechos en general. Exigieron ser desvinculados de cualquier enfrentamiento armado e hicieron un llamado a los dirigentes de cada nación, para que a través del diálogo y la negociación se concluyeran los conflictos que azotan diferentes países alrededor del mundo. En este mismo año, entró en vigor el Protocolo Optativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de los niños en los conflictos armados, en el cual se prohíbe la utilización de menores de 18 años en enfrentamientos armados, y se exige a los Estados no reclutar menores de edad.

Los niños en las guerras del siglo XIX
A lo largo de todo el siglo XIX, nuestro país se vio envuelto en diferentes guerras. En todas ellas, los menores fueron utilizados en enfrentamientos directos, en acciones de espionaje y abastecimiento de las tropas, y muchos de ellos se vieron al final del conflicto, heridos, alejados de sus familias, huérfanos o abandonados.

Desde el proceso de independencia, en el que se recuerda al niño de 12 años Pedro Pascasio Martínez, quien capturó a José María Barreiro en la Batalla de Boyacá, hasta las guerras civiles del siglo XIX, los niños han participado en los combates. La más larga y sangrienta de estas guerras fue la de los Mil Días, en la cual tanto el gobierno como los ejércitos y guerrillas liberales recurrieron al reclutamiento


 



Tomado De Hipertexto Santillana

29 comentarios:

  1. CHEBERE PERO NO ENCONTRE LO QUE BUSCABA GRACIAS

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  2. CHEBERE PERO NO ENCONTRE LO QUE BUSCABA GRACIAS

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  3. muy bien solo me falto un tema pero fue mucha ayuda

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  4. huy todo me sirvio muchisimas gracias

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  5. Por casualidad saben cuales fueron las causas de la caída del radicalismo

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  6. me encanto me fascino la verdad me ayudo muchísimo encontré de todo enserio muchas gracias

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  7. jajaja el men que aparece que en la fotos de arriba que esta sentado
    levantando la pierna como una mujer

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  8. si en men parece mero afeminado jajajajajajajajajajajaja

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  9. Felicitaciones un tema muy claro y bien explicado

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  10. muy intenso de leer y dificil .... jajajajaja....

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  11. sirve mas que explique la profe a que explique esta cosa

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  12. Que asco de texto... Sirve mas wikipedia

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  13. jajajaaj xd :v esta bien al parecer esta bueno para las investigaciones

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  14. :v...Quien mas esta aqui nomas porque el (la) profe de Sociales los mando hasta aqui xd?

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  15. Muy completa la información . Gracias

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  16. https://gacetafrontal.com/biografia-de-carlos-augusto-salaverry/
    Tuvo una muy estrecha amistad y también trabajó con Ricardo Palma, siendo también otro de los pioneros del romanticismo.

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